sábado, 26 de abril de 2008

Desayunar en Madrid




Acaba de salir mi libro 'Desayunos en Madrid', en él he hecho un recorrido por la historia de la gastronomía madrileña a través del primer bocado del día, el desayuno. Recomiendo 64 formas diferentes de comenzar el día... Espero que os guste. Se puede comprar en cualquier librería de toda España. ¡Qué lo disfrutéis!


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Cosas que se dicen de mi libro:
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jueves, 17 de abril de 2008

Cocina japonesa y japoneses en Madrid

Sappari: claro, ligero, sencillo, ordenado. Sappari, término que se utiliza en los fogones japoneses para referirse a la armonía natural. La cordialidad entre los elementos que se disponen en un plato, equilibrio de colores, sabores, texturas... La cocina japonesa se mueve con los hilos de la elegancia y la sencillez, apuesta por los productos frescos de primera categoría, por la maestría de cortar el pescado... Una conjunción y pureza que la nombran con el término Kisetsukan.

Y hay más. Cuando un cocinero dedica sus horas a estar detrás de una barra o de una cocina no sólo es para preparar sushis (pescado crudo con arroz), sashimis (pescado crudo), nori makis (rollos de arroz envueltos en alga con un trozo de pescado y wasabi -raíz picante-)... sino también para lidiarse con la cocina.«En la barra de sushi hay un contacto directo entre el cocinero y la materia prima», comenta Pedro Espina, «tocamos la comida con las manos y eso hace que al menos yo sienta que mi cocina va mucho más allá, es una transmisión de energías». Así es. La cocina japonesa ha recibido las influencias del Budismo Zen (desde el siglo XVIII) y eso la derivó durante años a dos tendencias: una a la conexión entre el cuerpo y el alma, entre lo material y lo espiritual; y dos, hacia la preferencia por las verduras, el tofu y otros ingredientes vegetarianos. Ésta segunda costumbre culinaria fue perdiendo protagonismo a partir de finales del siglo XIX, cuando Occidente fue penetrando poco a poco en sus fogones e impulsando a los chefs japoneses a trabajar más con el pescado y la carne. Como curiosidad a añadir dentro de estas pinceladas de historia de la cocina japonesa es que el uso de los palillos (los cubiertos más antiguos del mundo) fue transmitida por los chinos a los japoneses y que el tempura (el pescado y las verduras rebozadas) fue el término que en el siglo XX se le dio a la versión nipona de los buñuelos y frituras que habían aprendido y heredado de los viajeros portugueses.

El artículos sigue en: http://www.elmundo.es/papel/2006/02/24/madrid/1935031.html

Cancionero para gastrónomos

Y el vino griego se hizo música...

El ingenio de un genio, Charlie Chaplin's

La sensualidad de México

Como agua para chocolate... Codornices en pétalos de rosas... ¡sin palabras!

viernes, 11 de abril de 2008

lunes, 7 de abril de 2008

Lima, la capital del yantar


Narran las crónicas de la Conquista que cuando Francisco Pizarro puso los pies en Lima, allá por el año 1535, se quedó prendado de los pronductos de esta virginal tierra: del maíz, la papa, el maní, la palta, el camote, la yuca, la carne de alpaca, el ají… Ingredientes que crecían en una tierra fértil y que el conquistador fusionó con algunos de los productos de su despensa española: el ajo, el aceite, el limón…
La historia de Perú, la de Lima, es la historia de las inmigraciones, del cruce de culturas. Con los españoles llegaron las cocineras árabes y los esclavos africanos. Con las oleadas de inmigrantes chinos, japoneses, franceses, ingleses… el origen de las cocinas criollas, las chifas, los nikkeis… Es así como la Lima de hoy, la que en el año 1991 la UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad por su arquitectura colonial, es un híbrido de mundos diferentes que vive en armonía. Este cariz ha hecho que, gastronómicamente, Lima, Perú sea una de las más ricas cocinas del mundo.



Lima. Sus amplias calles a las que se asoman a un lado y otro enormes casonas, teñidas de colores vivos (amarillos, rojos, azules…), rodeadas de jardines donde crece, de nuevo, la fusión de mundos: el tulipán africano, el laburno de la India (llamado lluvia dorada), las buganvillas, las mimosas, los ficus, las acacias… En el centro de la ciudad, hoy en plena restauración, las fachadas balconadas (de ahí que sea popularmente conocida por la ciudad de los balcones) se asoman con discreción a las populosas calles, a las enormes plazas, a su tráfico mortal con sus micro-autobuses vociferando sin descanso, a las tiendecitas, a la gente paseando, contemplando la vida en cualquier banco de la ciudad… Iglesias barrocas, huacas prehispánicas, altos y modernos edificios… dan forma a la Lima del siglo XXI, cautivadora red que se asienta a medio camino entre la decadencia y la modernidad.
Un ir y venir en la historia que se descubre cuando se recorren los 43 distritos que componen la provincia de Lima. De la moderna y rica Miraflores, a la bohemia Barranco, de la ajardinada y tranquila San Isidro a la populoso Centro de la ciudad… Como en todo, en Lima reside una y mil ciudades. Pero en su conjunto habita una verdad: la magia, la cautivadora sinrazón del enamoramiento… ¿qué dota a esta puerta peruana del irresistible tentación de no querer desprenderse de ella? ¿Será que fue fundada el día de Epifanía o, más bien, que como aquí no se come en ningún lugar del mundo?
Ir a Lima, visitar Perú, supone descubrirla a través de su cocina. No hay peruano que se precie que no hable de comida las 24 horas del día: sobre ceviche, sobre la papa, sobre los tipos de ají, sobre el suspiro de limeña o simplemente sobre el bocadillo rey, la butifarra. Un día en un parque, suspirando palabras de amor a la amada se comparte con un bocadillo de jamón del país (una especie de lacón) con lechuga, salsa criolla, rodajas de cebolla roja, limón y perejil… El amor se conquista por el estómago y en Perú, eso lo sabe bien. (Continuara...)

Andorra, el pequeño gourmet



Andorra ha dejado de ser una simple calle llena de tiendas a la que se acude a comprar a mitad de precio perfumes, electrónica o ropa de grandes diseñadores. La Andorra de hoy, mitad francesa, mitad Española, es un pequeño país caprichosamente refinado escondido entre montañas. Un minúsculo reino salpicado de iglesias románicas, de museos de lo más variopinto, de pueblitos de piedra y pizarra que parecen protegerse de las gélidas heladas y, ¡por supuesto!, un reino con dos de las grandes pistas de esquí, Valnord y Grand Valira.

Pero una ruta gourmet por Andorra obliga a hacer parada en tres sitios más: Uno en el hotel Hermitage. Se encuentra en Soldeu, otro de los paraísos de nieve y el mejor lugar para los que busquen relax, deporte y buena cocina. Hace un año se abrió el elegantísimo hotel y con él un espléndido spa donde reina el silencio y un par de restaurantes que merecen visita. A cargo de los restaurantes está el cocinero Toni Davi, quién elabora dos cartas, una mediterránea y otra fusión con platos como sopa de cebolla, el rodallo con pisto manchego o el cordero con cous-cous en brochetas, entre otros. (...)


Pero esta Andorra de mesa y mantel, la misma que en febrero celebrará la fiesta de la trufa sirviendo menús especiales en todos sus restaurantes, tiene hoy otra gran novedad. Y tres. Por primera vez, desde hace un siglo, ha vuelto a establecer su actividad vinícola elaborando el que es hoy el primer vino andorrano. Se cultiva en el pueblo de Nagol (en San Julià de Lòira) a unos 1100 metros de altura, lleva por nombre Cim de Cel, es de variedad 100% Gewürztraminer y es elaborado por la bodega Casa Beal.
(Artículo publicado en la revista Gourmets)